domingo, 20 de febrero de 2011

Atland, el encantador de las cumbres

Fue Atland un personaje misterioso, se de otro mundo  que en su apariencia humana adoptaba la humilde figura de un barbado anciano. Para los primitivos habitantes pirenáicos que habitaron en su tiempo, Atland, loco o mago, arrastraba su míseria existencia hundido en una pequeña cabaña construida con sus manos más parecidas a raices leñosas que humanas, a base de piedras sin cantera y troncos enteros de abeto. "el viejo de las cumbres", le llamaban, y en los poblados de las montañas, el viejo se convertía en protagonista de historias y chismes inventados por los lugareños con el fin de entretener la mente y hacer más breves los rigores del crudo invierno. Fue Atland en la imaginación de las gentes un soldado renegado de las guerrillas combatientes contra los invasores del imperio Romano, que para alcanzar la vergonzosa libertad hubo que segar el cuello al cabecilla del grupo y huyó a esconderse a las faldas del ya entonces llamado Monte Perdido, sobre el que también se decía que era tal su lejanía debido a un extraño encantamiento que le permitía, a la montaña, cambiar de lugar entre las demás cimas de la cordillera. Por supuesto Atland se ganó entonces la fama de encantador de las montañas. Verdad o no, cierto es que Atland, personaje que tambien ha llegado hasta nosotros con el nombre de Asland, escondía mas de la que enseñada

viernes, 11 de febrero de 2011